Todo corazón: artista se inspiró en el último habitante de Epecuén
El escultor Leandro Sívori, quien nació y reside en Capital Federal, se inspiró en Pablo Novak, el último habitante de Epecuén, para realizar uno de sus últimos diseños de corazones, objetos que ocupan un papel central en su obra.
"A Epecuén lo conocí en el año 2015 por medio de un video de un chico que anda en bicicleta. A partir de ese video siempre tuve ganas de conocer Epecuén y en 2015 viajé por primera vez", contó.
"Desde ese momento me puse como meta viajar sistemáticamente cada dos años durante todo este tiempo", expresó.
En esos viajes estuvo en contacto con Pablo Novak, el único vecino que vivía en el lugar y que decidió quedarse allí con posterioridad a la inundación de 1985 que destruyó y sepultó a toda la villa balnearia. Allí residió en una vivienda muy austera, que hoy se exhibe para visitas turísticas, hasta sus últimos días.
"Tuve el honor de charlar con él en dos oportunidades diferentes en mis viajes y me pareció una persona totalmente fascinante y carismática. Las charlas que tenía con con él eran sobre sus recuerdos y anécdotas del pueblo", expresó el artista.
Al enterarse de su muerte Sívori decidió hacerle un homenaje y creó un corazón transparente del tamaño de un puño que en su interior contiene una pequeña bicicleta, medio de transporte de este particular vecino que se convirtió en una leyenda.
El corazón fue exhibido en una muestra realizada en la Casa de la Cultura de Epecuén en los primeros días de marzo y en la actualidad se encuentra en la que fuera la vivienda de Novak.
Novak falleció el 22 de enero de este año luego de sufrir una quebradura en su cadera, haber pasado el Covid y superado dos ACV.
Pese a que había perdido el habla, a su edad seguía recibiendo a contingentes de niños de distintas escuelas que querían conocer su historia y también a los turistas y medios de comunicación.
Tuvo veinticinco nietos y nueve bisnietos y vivió solo en varias casas muy austeras en alrededores Epecuén con su perro Chozno. Desde 1990 se instaló en una vivienda en la que hasta 2022 no tuvo energía eléctrica: cocinaba a leña, escuchaba la radio y recibía a visitantes de todo el mundo.
Fue entrevistado por el youtuber mexicano Luisito Comunica y participó en un video deportivo de Red Bull.
También apareció en un documental de la BBC lo que motivó que lo filmaran desde Chile, Holanda, EE.UU., Francia, República Checa, Alemania, Italia, China, Corea, Japón y Rusia.
Tras su partida, Sívori le dedicó unas sentidas palabras en su Instagram.
"El último habitante de la querida Villa Epecuén. A la edad de 93 años, deja este mundo que tanto amó. Desde su nacimiento, hace casi un siglo, éste lugar fue su hogar durante toda su vida, que ahora son testigos de su despedida. A pesar de la tragedia que marcó al pueblo en 1985, nunca abandonó esas tierras que lo vieron crecer. Y como el decía " SIEMPRE ESTARÉ ACÁ, AMÉN ", escribió.
El artista plástico señaló que Pablo fue testigo de la lucha y la resiliencia de la comunidad de Epecuén.
"Compartió risas y lágrimas con aquellos que visitaban las ruinas, siempre dispuesto a contar la historia y preservar la memoria del lugar", añadió.
Un posteo especial dedicado a Pablo y a su familia
En otro de sus posteos, Sívori dedicó una narración literaria a este vecino acompañada con imágenes de una tormenta eléctrica en Epecuén.
"En una tarde melancólica, el último habitante de Epecuén recorría las calles desoladas montado en su bicicleta maltrecha. El crujir de las ruedas sobre el pavimento agrietado era el único sonido que rompía el silencio sepulcral que envolvía el pueblo abandonado. Recordaba con nostalgia los días de esplendor, cuando las calles rebosaban de vida y las risas resonaban entre las casas.
Mientras pedaleaba lentamente, pasaba junto a las ruinas de antiguos negocios y viviendas, ahora consumidas por la decadencia y el paso del tiempo. Una sensación de vacío y desamparo se apoderaba de él al contemplar el deterioro que había sufrido su hogar, sumergido bajo las aguas del lago.
Deteniéndose frente a lo que alguna vez fue la plaza central, el último habitante contemplaba con tristeza. Las ruinas desgastadas por el tiempo parecían susurrar historias de dolor y pérdida, testigos mudos de un pasado que ya no existía.
Con cada pedalada, el último habitante de Epecuén llevaba consigo el peso de los recuerdos y la soledad de aquellos que quedaron atrás. Sabía que su destino estaba ligado inexorablemente al de su pueblo sumergido, condenado a vagar entre las ruinas y las sombras de lo que una vez fue su hogar".
¿Por qué los corazones en la obra del escultor?
El escultor realizó su primer corazón en el 2011 para una publicidad y se lo regaló a la agencia para la cual había hecho la campaña.
Años después, en 2015, se comunicó con la agencia nuevamente para pedir prestado el corazón con el fin de realizar un molde para una serie de obras sobre dichos urbanos.
"La agencia me contestó que no tenía idea de dónde podría estar y minutos después un empleado de la agencia me dijo que estaba en la basura. Ese mismo día lo fui a buscar", contó.
"A fines de 2016, casi por error, empiezan a salir de ese molde los corazones con objetos adentro que dieron lugar a la serie "Corazón Abierto, con más de 40 corazones diferentes.
La palabra corazón lo acompaña desde muy chico ya que su papá era paciente cardíaco.
"Mi viejo tuvo todo lo que pudo tener y más por lo que me daba terror ponerme en su pecho con miedo de escuchar el corazón y que deje de latir", confió.
A los 20 años empezó a trabajar en una juguetería que importaba maquetas de figuras de películas. Allí consiguió sus primeros clientes entre fanáticos del cine y uno de ellos, obsesivo de la perfección, lo ayudó a convertirse en un artista más detallista con su obra.
El año pasado fue invitado a exponer su obra en el MALBA, uno de los salones de arte más importantes del país, con motivo del homenaje por los 100 años del nacimiento del doctor René Favaloro, evento al que concurrieron personalidades como Susana Giménez y Mirtha Legrand además de destacados artistas.
IG: leandro.sivori
fuente: La Nueva
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