Día del Vino Argentino: su particular historia y las variedades que más se consumen en el país
Desde 2010, a partir de un decreto presidencial, cada 24 de noviembre se celebra el Día Nacional del Vino, también conocido como el Día del Vino argentino, una fecha destinada a celebrar y promover la industria de la vitivinicultura en el país. No se trata de una efemérides menor: el vino es la "bebida nacional", tal como se estaleció en 2013, cuando se sancionó la ley 26.870.
Argentina se encuentra entre los mayores productores y consumidores de esta bebida en el mundo. Según datos del Ministerio de Agricultura, en el país hay 220 mil hectáreas destinadas a la producción de vino. Se cultiva en 14 de las 23 provincias y, a partir de un informe de esta cartera, se conoció que durante los primeros nueve meses del 2023 se produjeron 5.600 Hl (hectolitros, unidad de volumen equivalente a cien litros) destinados exclusivamente al mercado interno. Y todavía resta evaluar la producción y consumo de vino durante el último trimestre del año, época de alta demanda debido a las fiestas.
En cuanto al mercado externo, de acuerdo a los datos de 2022, Argentina se posicionó como el quinto productor mundial de vino, detrás de Italia, Estados Unidos, Italia, España, Francia y Estados Unidos. Con respecto al consumo per cápita de vino en Argentina, el número se ubica en, aproximadamente, 22 litros por cabeza, una cifra nada despreciable.
A partir de todos estos datos se puede observar la importancia del vino en la sociedad argentina, no sólo en cuanto a la producción dedicada al mercado interno y externo, si no también en cuanto a la gran cultura vitivinícola que se ha instalado y se fortalece día a día en el país.
En ese sentido, y en el contexto del Día del Vino Argentino, esta nota se propondrá recorrer distintas facetas del vino nacional: ¿Cómo llegó el vino al país? ¿Cuál es su origen? ¿Cuáles son las cepas de uva más consumidas?
¿Cómo llegó la producción de vino a la Argentina?
La producción vitivinícola tiene una historia de más de cinco siglos en el país. Sus comienzos se remontan a la época colonial, cuando los españoles introdujeron la vid, planta que produce uvas, la materia prima del vino. La primera plantación se registró en 1556 en el territorio donde hoy se ubica Santiago del Estero. En las décadas posteriores hubo una expansión del cultivo, de la mano de los jesuitas, y para finales del siglo XVI, se podían encontrar viñedos en Córdoba, Buenos Aires y Santa Fé y Misiones.
No obstante, hasta el siglo XIX la producción de vino en Argentina se mantuvo en un nivel modesto, ya que el país no contaba con las tecnologías ni con el conocimiento adecuado para optimizar y aumentar el cultivo. Un hecho clave fue la llegada de los inmigrantes europeos durante las grandes oleadas inmigratorias, ya que entonces la vitivinicultura argentina cambió rotundamente.
Plantación en Mendoza
Con el aporte de los inmigrantes italianos y franceses, quienes introdujeron técnicas especializadas para el cultivo y producción de vino, la calidad y la extensión de la viticultura en el país crecieron exponencialmente. A partir de este momento las plantaciones se centraron en las regiones de Cuyo y de la Patagonia, elegidas gracias a sus suelos fértiles y soleados.
Actualmente, producción vitivinícola se concentra en la región de Mendoza, acumulando el 70% de la producción del vino del país. Es en esta provincia donde se encuentra la mayor superficie cultivada de la uva estrella del país, el Malbec. Esta variedad es la más producida y consumida, tanto en el mercado interno como en el externo.
Las variedades de uva más consumidas en Argentina
Con respecto a las variedades de vino tinto, las siguientes son las 3 cepas de uva más utilizadas para al producción vitivinícola en el país:
1. Malbec
En la vitivinicultura argentina, es innegable que el Malbec es la cepa más emblemática. Actualmente, es la uva más cultivada, y representa el 37% del vino comercializado en el país. Como se mencionaba anteriormente, se produce de manera mayoritaria en la región mendocina.
En cuanto a su origen, el Malbec es oriundo de Francia, particularmente de la región de Burdeos. Llegó al país a mediados del siglo XIX de la mano de Domingo Faustino Sarmiento, quien le ordenó a Michel Aimé Pouget., un agrónomo francés, que traiga esta variedad al país.
En cuanto a sus características, tiene un color intenso y oscuro, y su aroma depende de la época de su cosecha. Además, esta variedad es un éxito rotundo que no para de crecer en el país y se estima que 1 de cada dos botellas exportadas corresponden a este varietal.
2. Bonarda
Según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura, esta variedad de uva tinta es la segunda más cosechada en el país. Proviene del noreste de Italia y tiene un sabor dulce y aterciopelado, con notas frutales, especialmente de frutas rojas, como las frambuesas, las frutillas y las cerezas, y frutas negras, como moras o arándanos.
3. Cabernet Sauvignon
Es la tercera uva más cosechada en Argentina, y al igual que el Malbec, esta variedad es oriunda de Burdeos, y su plantación está concentrada en la región de Mendoza. Además, también se planta en San Juan, La Rioja, Salta, Catamarca y Neuquén, lo que hace que la apertura gustativa pueda variar en relación al clima del lugar de cosecha.
El Cabernet Sauvignon tiene un sabor limpio, con cierta acidez proveniente de las notas frutales de mora. Actualmente, representa el 13% del vino comercializado en el país.
La cepa de uva más común es el Malbec, destinada a la porudcción de vino tinto
Por otro lado, y con respecto a las variedades de uva para la producción del vino blanco, las siguientes con las 3 cepas más comunes en el país:
1. Pedro Gimenez
Según el informe presentado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, la variante Pedro Gimenez es la más usada para la producción de vino blanco. En ese sentido, si bien este tipo de uva proviene de España, en Argentina se utiliza una mezcla criolla.
Una de sus características esenciales de esta uva es su alto contenido en azúcar, lo que encaja perfecto con la producción de vinos blancos. Esta cepa se cosecha mayoritariamente en Mendoza, aunque una parte de sus plantaciones también se ubica en San Juan.
2. El torrontés riojano
Este tipo de uva blanca es una cruza entre una cepa de Alejandría, traída de España y la uva criolla norteña. El torrontés riojano es la segunda variedad de uva blanca más plantada en el país, y representa el 5% de la comercialización del vino blanco en Argentina.
En su sabor se destaca lo frutal, y se asocia con el durazno, la miel y la cascara de naranja. Además, tiene notas ácidas y dulces. Si bien el riojano es el torrentés más destacado dentro del país, este tipo de uva también se planta en Mendoza y San Juan.
3. Chardonnay
La tercera variedad de uva blanca más cosechada en Argentina es el Chardonnay, cepa oriunda de Francia, de la región de Borgoña. Este tipo de uva suele usarse para producir los vinos blancos más costosos. Los vinos de uva Chardonnay más maduros pueden tener un sabor a frutas tropicales, mientras que los más jóvenes tienen un dejo de manzana y limón.
fuente: La Capital
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