Luciana: la portera que hace 70 km para llegar a la escuela rural

Luciana: la portera que hace 70 km para llegar a la escuela rural

Luciana Montes de Oca es auxiliar en la Escuela Nº 40 Jorge Newbery de la Estancia El Zorro y enfrenta un compromiso diario: recorrer en bicicleta 34 km desde su hogar en Hilario Ascasubi hasta la escuela rural donde trabaja y a las que asisten 7 alumnos y donde también funciona el JIRIMM Nº 2, con otros 4 alumnos.

Esta travesía se ha convertido en parte de su rutina desde que tomó un cargo fijo en la institución en junio de 2018.

"Al principio me pareció complicado llegar hasta allá por la distancia y la falta de vehículo", recordó Luciana.

Por ello, a la semana de haber aceptado el cargo decidió comprar una bicicleta para realizar el trayecto.

“El primer año fue el más complicado porque era todo nuevo. Arranqué en invierno y oscurecía muy temprano.La mayoría de las veces a mitad de camino se hacía de noche”, contó.

Destacó que mucha de la gente con la cual se cruza la alcanza hasta el trabajo o hasta su casa.

En un momento estuvo a punto de bajar los brazos por el cansancio que le generaba esta exigente rutina cotidiana pero resistió.

Luciana (izq.), junto a las maestras Ivana, Manuela y Soledad de la EP Nº 40 y JIRIMM Nº 2.

“Poco antes de la pandemia me había planteado dejar la escuela porque ya no daba más. En esa época mi cuerpo no quería más”, confió.

De hecho, estaba planteándose dejar de trabajar como auxiliar.

“Entonces la pandemia nos obligó a quedarnos en casa. Recién en setiembre pude empezar a ir una vez por mes a ventilar la escuela y ver cómo estaba todo”, contó.

La vuelta a las aulas, en 2021, le dio fuerzas para continuar. Además, la compra de una rueda eléctrica para agregar a su bicicleta fue fundamental.

“No quería cambiarme de escuela y eso me ayudó mucho. No es lo mismo que una moto pero no me canso tanto y tardo menos", comentó.

A veces se complica llegar.

Una desventaja de la rueda eléctrica es el peso de la batería. Si se queda sin carga en medio del camino la bicicleta se hace mucho más pesada.

A pesar de los obstáculos, Luciana valora los beneficios que le trajo su medio de transporte.

"Me siento mejor de salud desde que comencé a hacer esto. Tengo más resistencia y más vitalidad", afirma.

El clima es clave para ella porque en días de lluvia a veces debe dejar su bicicleta en la escuela y volver con las docentes. Otras veces, si llueve torrencialmente, no pueden siquiera intentar salir y deben cumplir horario en el pueblo.

Aquí la ayudaron unos jóvenes que estaban de pesca en La Chiquita.

Más allá de todas estas dificultades se mantiene firme en su labor y cumple su rol con dedicación.

“Es una comunidad chiquita y eso es lo que me gusta”, contó.

Las familias e incluso los dueños de la estancia y de otros campos vecinos siempre están presentes. Incluso hay un tambo cercano que les dona leche.

“Me gusta mi trabajo en esta escuela, me siento valorada”, admitió.

Este año empezó a estudiar Profesorado de Matemáticas para Nivel Secundario en Pedro Luro, a 40 km de su trabajo y ha llegado a salir a dedo, aunque esto a veces le impide llegar a horario, por eso está pensando en comprarse una moto.

El profesorado era algo pendiente porque estudiaba la carrera en Bahía Blanca cuando a los 18 años quedó embarazada y decidió dejar.

Luciana, quien está a punto de cumplir 40 años, hizo suplencias como auxiliar en otros establecimientos, como en la escuela rural de San Adolfo, a 8 km de Ascasubi.

“Se me ha pinchado la rueda de la bicicleta y la he arreglado o he llamado a mi papá cuando se me hacía muy tarde y tenía alguna otra cosa para hacer en el pueblo. Tengo esas posibilidades”, admitió.

“Tirada nunca me quedé. No es que no tengo quien me ayude. Son elecciones que yo tomo y mi familia por suerte las acepta”, agregó.

Tiene una hija de 20 años que cursa el tercer año de Kinesiología en La Plata.

Luciana destacó el equipo de trabajo que integra junto a las maestras Soledad Esteban, Ivana Córdoba, Manuela Gattari y la reciente profesora de inglés.
 
“Es muy lindo ver cómo trabajan y las ganas que le ponen. Yo también interactuo con los chicos. Me quieren un montón y yo a ellos. Es algo de ida y vuelta que está todos los días. Soy de proponer cosas, se me escucha y participo en las actividades”, concluyó.

Luciana es un ejemplo de compromiso, fuerza de voluntad y sencillez y es una persona muy resiliente porque allí donde otros verían obstáculos ella encuentra soluciones. Sin dudas, una inspiración.

"Es una persona admirable, dulce y atenta"

Soledad Esteban, actual docente y directora de la EP Nº 40 contó que desde su ingreso en 2023 formaron un hermoso vínculo junto a la seño Ivana del JIRIMM y las docentes especiales.

"Luciana es una persona admirable. A pesar de la distancia y el gran esfuerzo que realiza por llegar al establecimiento jamás demuestra estar cansada y enseguida se pone a realizar las actividades de su rol para esperar a los estudiantes y docentes", destacó.

Aseguró que las familias la aprecian mucho y que siempre está dispuesta a colaborar.

"Con los estudiantes es muy dulce y siempre atenta, los espera con frutas, les prepara mermeladas caseras, tortas, alfajores y hasta nos enseñó una clase de repostería haciendo chocolates mientras aprendimos los estados de la materia", comentó.

"Agradezco mucho que se le reconozca su labor y se hagan visibles los esfuerzos que muchos realizan para llegar a su trabajo", concluyó.

El orgullo de su papá “Tito” Montes de Oca

“Nunca vas a escuchar una queja de su parte. Luciana es un caso especial. No sabés el sacrificio que hace. La flaca no para”, dijo su papá.

Contó que su hija siempre fue una gran trabajadora y que incluso a veces salía de trabajar como portera y se iba a los galpones de empaque de cebolla.

“No le gusta depender de nadie. Si le hace falta algo te enterás por otros. Estoy muy orgulloso de ella”, dijo.

También destacó que muchas veces la sociedad resalta los aspectos negativos del sistema educativo y no tanto las cosas buenas.

“No es porque Luciana sea mi hija pero creo que a veces es bueno que te pongan la mano en el hombro y te digan ‘Gracias’”, dijo.

Tito tiene tres hijas más: Aldana, Magalí y Débora.

“Tengo cuatro hijas fantásticas”, añadió.

Su amor por los perros de la calle

Luciana terminó de construir su propia casa en Ascasubi hace 12 años. No quería tener perros porque su patio daba hacia la calle pero un día de lluvia llegó un perrita desamparada y todo cambió. Esto fue hace 11 años.

“A los dos meses llegó otro perro y dije ‘Si puedo tener una puedo tener dos’ y llegué a tener 7. En la actualidad me quedan 5 y una gata”, contó.

Hace un año rescató un loro con el ala rota al que le habían disparado con un aire comprimido algo que está prohibido.
“Soy muy bichera. Gasto mucho en ellos pero se puede”, dijo.

 

fuente: La Nueva