La pasión de Jimena Allasia: única nadadora de aguas frías de Epecuén

La pasión de Jimena Allasia: única nadadora de aguas frías de Epecuén

Jimena Allasia es oriunda Eduardo Castex (La Pampa) y vive en Carhué desde 1991. Está en pareja desde hace más de 24 años y tiene dos hijos: un varón de 14 años y una nena de 9.

Empezó a nadar hace 6 años y hace 2 comenzó a incursionar en aguas frías en la Laguna de Epecuén y desde entonces esta disciplina se convirtió en su pasión.

"El nadar en aguas frías lo descubrí de casualidad. Jamás imaginé que se podía nadar en agua tan fría", dijo.

Antes corría y practicaba ciclismo hasta que se dio cuenta de que lo suyo era nadar. 

"A nadar voy con cualquier clima: con frío, calor o lluvia; voy igual porque es algo que me apasiona", expresó.

Jimena tiene un comercio en Carhué en el que realiza reparación de computadoras celulares y tablets en su comercio.  Es la única mujer en su rubro desde 2008.

El 11 de junio pasado generó un encuentro informal con nadadores y nadadoras de aguas frías de Bahía Blanca, Coronel Suárez y Carmen de Patagones en Epecuén para que pudieran vivenciar las características propias de este espejo de agua salada por el que siente una gran fascinación.

"El lago que tiene la particularidad de que flotás. Además, la sensación de frío es peor que la de nadar en agua dulce. A eso hay que sumarle la sal, que junto con el frío, te parte los labios y genera ampollas y el hecho de que hay que entrar con medias porque la sal que hay en el piso es filosa y puede lastimar los pies", indicó.

Junto a Pablo, su pareja y a sus hijos Leonardo y Briana.

Estas características que pueden verse como obstáculos para alguien que no practica la disciplina resultan un desafío y un estímulo para los nadadores y una original manera de entrenar y conocerse.

"El lago es maravilloso. Lo que hay abajo del agua en invierno es inexplicable. Se forman piedras de sal que no se ven en verano", contó.

Jimena entrena dos veces por semana en una pileta climatizada y nada en la laguna entre 3 y 4 veces por semana. Participa del campeonato de NAF que se hace en distintos puntos del país y, por lo general, viaja con su familia.

"Hay categorías de 500, mil y 2 mil metros. Yo nado sin traje de neoprene, solo con la malla", contó.

La primera vez que entró a la laguna fue para prepararse para una competencia que se realizó en Monte Hermoso.

"Fui dos o tres días en que el agua no estaba tan fría y luego fui un día donde había mucho viento y frío, era fines de setiembre y la pasé muy mal. Llegué a casa pensando en no ir a la competencia, pero después empecé a buscar recomendaciones para nadar en agua fría y encontré la página de NAF Argentina", mencionó.

Allí encontró información sobre el momento de entrar al agua, el durante, el tiempo de permanencia, la salida y la recuperación.

"Le di otra oportunidad , probé el modo aconsejable de entrar al agua y demás y me encantó", señaló.

En octubre de 2021 tuvo su bautismo como nadadora de aguas frías en competencia de Monte Hermoso.

"Le tomé el gusto y el invierno del año pasado nadé con el agua a 5ºC. Es un viaje de ida. Una vez que lo probás no hay otra cosa. Para mi es como una adicción. Necesitás volver al agua fría", remarcó.

"Cuando entrás pensás que no vas a poder, porque el agua está muy fría hasta que empezás a nadar. Antes me faltaba el aire. Tená que  nadar de espaldas porque hiperventlaba. Después empecé a tomarme mi tiempo para aclimatarme y estabilizar la respiración antes de nadar y todo cambió", dijo.

"Cuando estas nadando en aguas frías es un momento en el que solo piensa en respirar y estar en contacto con las sensaciones que van apareciendo en el cuerpo. Y la salida del agua cuando el cuerpo empieza a tomar calor, tenés piel de gallina, temblás y te estás vistiendo, es lo mas adictivo. Es un placer inexplicable", remarcó.

La nadadora siempre va a nadar con alguien que la acompaña y controla desde afuera del agua, que la espera con un bebida caliente para ingerir cuando sale (y así aumentar gradualmente la temperatura corporal) y la ayuda a vestirse.

Jimena, quien nada todo el año en Epecuén, se prepara para los siguientes torneos de NAF y convoca a más nadadores y nadadoras de aguas frías o a quienes quieran probar la experiencia a acercarse a disfrutar de los atractivos de su lugar en el mundo.

Por último destacó el apoyo esencial de la familia: su pareja, hijos, su mamá y hermanas y su suegra, quienes la acompañan para que pueda seguir adelante con sus sueños.

 

fuente: La Nueva